miércoles, 7 de marzo de 2012

La niña de la coleta

No creo que a vosotros, benditos lectores que leéis el fruto de mis idas de olla, os interese conocer mi vida en verso, pero esto, ya lo advertí, es mi espacio sin orden ni concierto, lógica ni función concreta. Hoy me apetece escribir lo divertida (leedlo con tono irónico) que ha sido la consulta en la que he estado de prácticas esta mañana. He visto prepúberes gordas. No lo digo yo, lo dice su índice de masa corporal, que las clasificaba como obesas mórbidas. Obesitas preadolescentes que dicen no comer fritos ni repetir plato. ¿Eing? Lo más divertido ha sido la excusa que una de ellas aducía sobre no hacer deporte: "no me gusto con coleta, y para hacer deporte me la tengo que hacer". ¿Y con una panza de aquí a Segovia te ves mona? Que conste que no soy una promotora de la anorexia ni top model, y de promover, promuevo la salud. Si me expreso con cierta ironía es porque me parece penoso que nuestro país tenga los niveles de obesidad infantil que tiene. Cómo cambiar esta situación ya es otro cantar (yo, por si acaso, ¡ya estoy en el día 3 de mi particular ruta del colesterol!). Espero que, como ha dicho una amiga mía muy sabiamente, “nosotras protegeremos a nuestros hijos de los bollycaos”.

Reseñable también es que he llorado de la risa como no hacía en mucho tiempo gracias a los intentos de asesinato de los muñecos de la consulta por parte de un paciente. No contento con despeñarlos desde su carrito, después pretendía arrancarle la nariz a Minnie. ¡Qué agresivo, oiga! Y cuanto más le mirábamos regañándole más lo mordía y más se reía.

Qué buen rato.

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