domingo, 5 de mayo de 2013

Vivo en números rojos


Su abrazo. Su voz suave. Su olor, ése que impregna mis fulares y el cinturón del coche cuando “me los roba”, y así la siento cerca aunque estemos algo lejos. Sus asaltos furtivos a “la cueva” cuando estoy estudiando, para que pruebe lo que sea que está inventando en la cocina o para salvarme, en el punto exacto del día en que empezaba a hacerme trizas. Los conciertos de Los Secretos, y los momentos estelares en que no hay mejor escenario que el habitáculo del coche para nuestros pinitos como cantantes. Su bondad y su paciencia infinitas. Su valentía, su fuerza. Lo guapa que es. Esa habilidad que tenemos para hacernos mutuamente radiografías del alma cuando los ojos y las palabras tratan de engañarnos. Sus manos y sus ojeras cuando se reúnen de madrugada para traer vidas al mundo. Su intuición y sus maneras de bruja buena. Sus besos de buenas noches para sus dos gordas.

Me da todo sin exigirme nada. Le debo tanto, tanto, que vivo permanentemente en números rojos. La admiro tanto que nunca podré escribirle nada lo suficientemente bello. La abrazo tanto que juraría que su piel tiene ya mi forma.

Ni en un millón de años tendría tiempo suficiente para devolverte cuanto me entregas, Mami. 

Feliz día :)