jueves, 6 de marzo de 2014

De jornadas postmir y bombas de Hiroshima: sacando conclusiones

Yo quería ser camarera de discoteca. Tal cual. Ni peluquera, ni profesora, ni médico. Bajo ningún concepto me imaginaba siendo médico. Cómo siquiera iba a pasárseme por la cabeza a mí. Yo, que con apenas ocho años, entre clase y clase en el conservatorio, hacía una visita al trabajo a mi madre, matrona, a la que solía pillar “con las manos en la masa”. Y no sabía ya qué hacer, si apretar los dientes, taparme los oídos, clavar las uñas al sillón, o salir huyendo despavorida para no escuchar los alaridos de dolor y la letanía resignada de las parturientas. Yo, que apenas entraba por la puerta del hospital y ya notaba los síntomas del presíncope. Yo, que convulsionaba ante la visión de la sangre.

Años después estoy aquí, disfrutando como puedo de las vacaciones más largas de mi historia mientras varias mini-yo convertidas en futuras médicos especialistas se tiran los trastos a la cabeza dentro de la mía propia para ver cuál de ellas gana la partida en este juego, más complicado de lo que pensaba, del “¿Qué vas a ser de mayor?”.

Por unas u otras razones, me hablaron de la preparación del MIR en sus múltiples facetas, pero nadie me contó que la bomba de Hiroshima haría explosión a pequeña escala en mi centro de la decisión, que, con todos los centros que posee el señor cerebro, digo yo que también andará por ahí. Y, bueno, no se lo cargó del todo, menos mal; pero sí causó desperfectos que lo removieron lo suficiente como para apuntarme a las “jornadas postmir” de mi academia. Total, si no me servían de mucho al menos me reunía con mis chicas en Madrid.

Bajamos del bus en Avenida de América buscando encontrar algo de claridad en medio de la maraña de inconexiones y emociones que durante días y días han fustigado mi pobre cabeza, a veces al borde de la claudicación. Buscaba escuchar de boca de adjuntos y residentes alguna palabra mágica que abriese una puertecilla en el fondo de mi ser para dejar salir a esa sensación, que sé que tiene que estar en algún rincón, ésa que te dice “la has encontrado, esta es tu especialidad”. Quería ver la luz. Esperaba que, con esos lemas en los que tanto se recrean las academias MIR (lemas un poco película americana, como “sois triunfadores”), mi pobre autoestima, maltratada en este subir y bajar de puestos, se repusiese un poco.

Ay, ¡pobre ilusa de mí! No sabía que, si no formas parte de ese submundo feliz y afortunado de “los mil primeros”, te daban una palmadita en el hombro y te mandaban suavemente a ir pensando en otra especialidad, como si un hospital pequeño no pudiese ser, ni por asomo, bueno para formarte en algunas de ellas. Qué puñetera es la suerte, qué perra esa neta y pico que te sube o te baja cientos de puestos y te hace sentirte inferior, cuando en realidad eres tanto o más merecedor de esa plaza como aquel que sí accederá. Como dijo el doctor Marañón “las oposiciones son el más sangriento espectáculo nacional después de los toros”.

No obstante, asumida la “realidad” y desechados los pensamientos absurdos y derrotistas, estoy contenta: estos días, algunas de las charlas y las visitas a hospitales me han servido para sacar algunas conclusiones. Buenas conclusiones, y buenas vibraciones. Y no, no he visto la luz ni he escuchado ninguna palabra mágica, pero alguna mariposilla perezosa ha hecho de las suyas en mi estómago: un poquito, otra vez, para así dar un respiro a mi cabecita loca. Ahora sé que puedo empezar a elaborar la famosa lista: mi lista.



15 comentarios:

  1. Escojas lo que escojas vas a ser una gran médica! Guapa!!

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    1. Ayyy, ojalá! Gracias por tu comentario, me ha hecho mucha ilusión! :)

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  2. Uffff, cuánta razón... A veces es una sola neta lo que hace que estés en el cielo o en el infierno... Es importante que tenas clarísimo que tu puesto no hace que seas peor médico... NI MUCHO MENOS.

    Espero que no sea excesivamente difícil realizar esa lista y que las mariposas vayan crecieeendo!! =)

    La decisión final... será la mejor =)

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    1. Eso sin duda...todos somos igualmente valiosos, ¡pero creo que con un puesto mejor me lo hubiese pensado menos! En fin... a ver qué va saliendo de mi cabeza, y si las mariposillas vuelan o qué :) Un beso!

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  3. No dejes que un número decida lo que vas a ser en la vida. Ni que una persona, y menos un médico cuya labor es la de formarte como tal, juzgue tu trabajo, esfuerzo y capacidades para aprender a raíz de ese resultado.

    Ánimo con tu lista! Yo aún no me he puesto con la mía!

    Un besito Fátima! :)

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    1. Desde luego que no... Pero es que tenías que haber estado en las jornadas...fue un poco vomitivo :S
      Igualmente, ánimo con la listita de marras :) Muá!

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  4. Por favor, por favor, no permitas que el número determine tu especialidad! No más de lo necesario e imprescindible! Yo sufrí un caso de pseudonumeritis... Trata de encontrar espacio para pensar y sentir con calma... tu contigo misma.
    Un abrazo y mucha energía desde aquí!

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    1. Hola J! Gracias por tu comentario! Yo también tengo pseudonumeritis: si hubiese sacado tal, ni me lo habría pensado. Pero tengo lo que tengo, y de acuerdo a ello tendré que decidir! Y sí...te haré caso...Trataré de hacer una especie de meditación y a ver si me aclaro...
      Un abrazo!

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  5. ¡Hola! :) No puedo identificarme contigo porque aún estoy en segundo, pero te leo y me hago cargo del revoltijo de emociones que tienes que sentir en el estómago..

    Te deseo mucha suerte con el "¿qué voy a ser de mayor?"

    Espero que elijas lo que elijas estés contenta :)
    ¡Un beso!

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    1. Hola! Gracias por pasarte por aquí :) Ay, segundo...qué tiempos aquellos! Desde luego, tu percepción puede cambiar bastante hasta que llegues al postmir...Pero ojalá experimentes esas sensaciones de las que hablo,de "esta es la mía", durante las prácticas...Hay a quienes les determina el qué serán :)
      Muchas gracias, suerte bien recibida :) Un abrazo!

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  6. Por fin me he puesto al día! He leído todas tus entradas, incluida la del día X (con los pelos de punta todo sea dicho). Espero que todo lo que queda vaya fenomenal, y que empieces a sentir esas mariposillas con más fuerza. Eres una campeona, que nada ni nadie te haga sentir lo contrario! Un beso!

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    1. Jajajaja...ay, el día X... Yo también lo espero, porque si no, apañada voy :S
      Gracias por tus palabras, y yo también trataré de ponerme al día con tus post! Un beso!

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  7. Me ha requete encantado esta entrada, quizás porque parece que la he escrito yo, jaja, que identificado me siento y que bien sienta la empatía. Yo estoy en fase flojera extrema, mandando emails, llamando, pero cuando llevo más de 30 minutos haciéndolo me agobio y a otra cosa... por no hacer no actualizo ni el blog, y mira que ahora tenemos tiempo... ¿Quién nos iba a decir que echaríamos de menos tener un planning? En fin, todo saldrá bien no? Un abrazo enorme!

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    1. Me requetealegro jejeje! :D Es lo que me consuela...que la mayoría nos sentimos así. ¿Por qué nadie nos advirtió de lo horribles que iban a ser las vacaciones? Yo estoy vaga, vaguísima...Esta semana DEBO visitar hospitales ya, porque si no, veo que me planto en abril y sigo tirada por los rincones haciendo vida contemplativa...Pero me pasa lo mismo: me agobio. Y sí, se echa de menos tener ese plan, más de lo que creía! Bendita rutina!
      Eso seguro: todo irá bien :) Un abrazo!

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  8. Fatipurri mía!! Que siempre estoy sin hacer nada y no me había puesto a leer tu blog (mal por mí). No tengo nada nuevo que decirte, pero sé que te hará ilusión el comentario :)
    Nada, que me alegro de que tu bombilla por fin se haya encendido. Y que tu bombilla se encienda también en cuanto a ciudad, hace que la mía se ilumine aún más, porque no sabes lo importante que es para mí saber que te voy a tener cerca en esta aventura, igual que te he tenido estos casi siete años.

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