Que la Gorda se ponga panza arriba en el momento más
inoportuno para que le rasque la barriga como si no hubiera un mañana. Las cenas con los de siempre que llenan las noches de carcajadas, las carreras por el parque con mis chicas. Cortar
rosas (a veces con nocturnidad, premeditación y alevosía) y que me recuerden
desde el jarrón que ya es primavera, aunque el calor que se cuela por el escaso
hueco que dejo al balcón me haga pensar más bien en estío. Las primeras y deliciosas cerezas, enormes, oscuras, del huerto. Odiar "ojos y viejos" mientras bronceo mi piel con un saludable "moreno flexo", pero recordar que estamos a tan sólo días del final y lo
maravilloso que fue el resto del curso. Saber que se acerca el momento en que
los tomates saben como nunca y los días son enormes. La boda. Innsbruck. Cambios de planes que no significan cambio de vida,
aunque sí una vida algo distinta.
=)
ResponderEliminarMe ha gustado mucho el texto. Y cómo no, la ilusión de esos días que estamos rozando con nuestras manos.
Mucho ánimo y mucha suerte mutua que seguro que va genial!
Además a ti te espera Innsbruck en una jornada que será increíble, y a mi Berlín, menos días, pero mucho disfrute, espero!
Un besazo!