Tiempo. Días de veinticinco horas. O más, puestos a pedir.
Eso necesito. Y la causa no es
“cuántas cosas tengo que hacer”, que también, como buena quejica en proceso de
desquijificación que soy (algún día, no muy lejano, formaré parte de exquejicas
no anónimos y orgullosos de serlo). La causa, señores, no es otra que los
requerimientos de sueño y descanso de éste mi cuerpo, y la lentitud motora de
la que es orgulloso dueño. Pueden denominarlo/denominarme como más común sea en su ámbito:
pachorrona, papo, lerda, leeeenta, gansa (toda una demostración de poderío léxico, ¿eh? Tengo sueño residual, no me lo tengan en cuenta).
Esas y no otras son las responsables
de mi petición, a la que muchos se unirán por igual o diferente motivo (si es
el mismo, por favor, hacédmelo saber para que no me sienta tan sola e
incomprendida en mi mundo ralentizado).
Si tuviera días de veinticinco horas no tendría que preguntarme por qué en dos horas de estudio sólo he subrayado diez páginas de uno de mis horribles tochos, ni
tendría de qué preocuparme de qué le sucede a mis conexiones nerviosas cuando
tardo en barrer y fregar éste mi cubículo universitario una fracción de tiempo
cercana a la media hora. Ni cómo es posible tardar diez minutos largos en
fregar un plato, una taza, unos cubiertos, y lavar y cortar un brócoli (sí, me
estoy haciendo una mujer de provecho que poco a poco, microondas/cocina al
vapor mediante, de vez en cuando hasta “cocina” algo).
Pues eso. Tiempo escaso. Lentitud a espuertas. Geriatría y
Oftalmología me esperan en forma de dos hermosos e inabordables exámenes el 15 de junio. Ganas de estudiar y de continuar pasando mañanas
de nueve horas en el Perpe (igual a hospital número dos, dónde ahora estoy de prácticas), igual a cero.
Motivos todos ellos de la falta de uso de mi estetoscopio.
Pero espero, entre conjuntivitis y lámparas de hendidura, y ancianos frágiles
con comorbilidades múltiples, seguir desahogándome-contándoles mi vida-dejando
a mis tornillos seguir vagando por el espacio cuales entes cósmicos (o cuales
miodesopsias, o cuales detritus en un signo de Tyndall-podéis pedirme la traducción
de estas frikadas médicas, lo haré encantada) a través de mis palabras y de
este golpear de teclas que tanto me gusta.